Hoy me pongo de pie, con los pies bien puestos en la tierra. Respiro. Me centro. Y delante de mí, coloco el Sí a la vida. Lo miro. Lo reconozco. Lo honro.
Me muevo hacia él, me pongo en su lugar, y dejo que me atraviese su sentir. Siento la información. Siento lo lindo. Siento que estoy vivo.
Regreso a mí, y desde este nuevo lugar digo: Ahora te veo. Te honro. Elijo la vida. Elijo el movimiento del amor.
Detrás de ese Sí, coloco a todos: mi madre, mi padre, mis vecinos, mis amigos, la humanidad entera. Y les digo: Les digo sí. Respeto a cada uno como es. Diferentes a mí, pero igual de valiosos.
También traigo mis circunstancias, lo que entiendo y lo que no. Y a todo eso le digo: Sí. Me rindo.