El éxito no se conquista, se honra. Hoy, me pongo frente a él, y también frente a quien no lo alcanzó. Un ancestro que quedó atrapado en la frustración, en el intento, en el dolor.
Le digo: “Ahora te veo. Tú eres el grande, yo soy el pequeño. Gracias por tu historia, porque en ella se construyó mi presente.” Y al liberar su memoria, libero también mi camino.
Entonces, miro al éxito, y dejo que se acerque sin miedo. No lo persigo, lo recibo.