En esta experiencia transformadora, Renzo Alfaro nos guía hacia un ejercicio profundo de entrega y aceptación frente a la enfermedad. Más allá de los síntomas físicos, la propuesta se adentra en la dimensión espiritual del malestar, invitándonos a reconocerlo no como un enemigo, sino como un mensajero del alma.
Este ejercicio nos confronta con una verdad esencial: la sanación comienza en el momento en que dejamos de resistir y nos permitimos sentir. Rendirse, en este contexto, no es abandonar la lucha, sino soltar el control y abrir espacio para que la energía vital fluya nuevamente. En ese acto consciente, nos permitimos escuchar lo que la dolencia está tratando de enseñarnos: quizás una emoción reprimida, una herida ancestral o una desconexión con nuestro propósito.